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CÓMO LA FAMA INTERNACIONAL DE DON RUMBOTICO BORRA LENTAMENTE A SUS FUNDADORES DE LA HISTORIA

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Un patrimonio local olvidado

La fama de Don Rumbotico en todo el mundo está borrando lentamente a sus fundadores de la historia.

Por Marise Solis

Hoy en día, todo el mundo conoce Don Rumbotico: «Calidad de sabor. Solo lo mejor»; anuncios con colores cálidos y vivos, y un logotipo con un ómnico de punta en blanco. Sin embargo, fuera de La Habana, pocos conocen las raíces locales y la polémica historia reciente de la destilería.

«Nunca estuvo previsto que Don Rumbotico se convirtiera en un negocio de envergadura», comenta Alicia Díaz, nieta de varias generaciones de la familia. Nos encontramos en un bar de la zona, desde donde se atisba una enorme valla publicitaria de Don Rumbotico —«¡Solo lo mejor!»— a través de la ventana. «Por aquel entonces, lo que primaba era la calidad».

Hace casi dos siglos, Clara y Basilio Díaz usaron sus ahorros para abrir una pequeña destilería de ron. Era un humilde negocio familiar especializado en pequeños lotes de ron envejecido en barrica. Hasta el año 2060, poca gente fuera de Cuba había escuchado el nombre «Don Rumbotico», pero la marca era enormemente popular en La Habana. Alicia, como todas las generaciones de los Díaz que la han precedido, es una experta destiladora de ron. La clásica receta de Don Rumbotico es un secreto familiar bien guardado y muy popular en Cuba.

No obstante, las circunstancias han cambiado en los últimos años. Un grupo financiero anónimo expresó su interés por comprar la empresa y la destilería. «Nos ofrecieron mucho dinero —asegura Alicia—. Podría habernos cambiado la vida, pero Don Rumbotico es un patrimonio de la familia, y eso no tiene precio».

Al principio, la familia Díaz rechazó la oferta, pero luego empezaron a extraviarse cargamentos de ron. Cuando la destilería se quemó en un presunto caso de incendio provocado, la familia se quedó sin nada y se vio obligada a vender la empresa por una ínfima parte de su valor.

Ahora Don Rumbotico es una marca de fama mundial cuya desdichada historia ha sido suavizada de cara al público. El rostro amable y familiar de Basilio Díaz en la etiqueta ha sido sustituido por cromo brillante. La destilería fue reconstruida, pero las recetas son distintas. «Se nota la diferencia: ya no es lo mismo», afirma Alicia.

Don Rumbotico no es el único icono local que ha sufrido cambios poco gratos. El fuerte marítimo de La Habana, un lugar histórico, lleva siglos bajo la protección del gobierno cubano, pero, hace dos años, lo adquirió el mismo grupo que compró Don Rumbotico, y se convirtió en propiedad privada. Al igual que la destilería de ron, el fuerte marítimo ha quedado casi irreconocible. Ahora hay unos guardias en el terreno y helicópteros transitando su espacio aéreo, mientras que sus puertas permanecen cerradas al público por el momento.

 «La imagen de La Habana está cambiando», dice Alicia. No ha llegado a tocar su bebida en toda nuestra conversación. Don Rumbotico nos observa desde la valla publicitaria del exterior con la mitad de su rostro metálico cubierto por la sombra que proyecta su sombrero. «A veces, me da la sensación de que estamos perdiendo parte de lo que nos define; o puede que ya haya ocurrido».

Cuba se prepara para el huracán Fernand

Por Ermando Álvarez

El huracán Fernand arrasó el martes la costa de Florida desde el Atlántico y se dirige al sur hacia las Bahamas. Está previsto que la tormenta, de categoría 3, alcance Guardalavaca el jueves y luego recorra toda la costa hacia La Habana. Cabe esperar vientos de hasta 193 km/h, así como fuertes inundaciones.

Se están evacuando todas las comunidades costeras. Se espera que el huracán Fernand ocasione daños importantes, y no solo en la costa, sino también en el interior de la isla. «No es una tormenta trivial —dijo ayer el gobernador Oriole Delgado en una rueda de prensa—. Que nadie espere a que escampe. Recomiendo tomar todas las precauciones necesarias para ponerse a salvo y dirigirse al interior de la isla lo antes posible».

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