CIUDAD DE NUEVA YORK (Noticias Atlas) – Estas últimas semanas, los investigadores confirmaron que los violentos incidentes alrededor del mundo, incluyendo el ataque de ayer en el museo, involucra a numerosos notables ex-operativos de Overwatch.
Las Naciones Unidas al fin admitieron hoy que esos individuos no actuaron bajo órdenes oficiales.
En su integridad, la concisa declaración de la ONU dice: "Las Naciones Unidas no autorizó ninguna operación de Overwatch. El estatuto de la organización permanece revocado." Las preguntas posteriores de este periodista fueron tratadas con hostilidad o silencio.
Esta declaración tan breve no deja traslucir su increíble verdad: no hemos visto el final de Overwatch. La ONU, al haberlos desmantelado, solo los condujo a las tinieblas.
Sin duda, estas noticias causarán preocupación. Al menos, deberían. Overwatch fue desmantelado debido a la abrumadora opinión negativa del público, y a los alegatos de corrupción y abuso de poder. El pensar que los sobrevivientes de la organización operan sin supervisión es escalofriante.
Pero mientras los gobiernos desde Rusia hasta Londres casi sin pensar condenaron sin reservas, el público no. Una encuesta de Noticias Atlas hecha hoy dio a conocer un gran enojo causado por la posibilidad de que los agentes de Overwatch se volvieran unos renegados, pero fue la pregunta final la que reveló la reacción más importante. Casi tres de cada cuatro entrevistados dijo no estar seguro de qué signifique el regreso de Overwatch para el mundo.
La historia de Overwatch invita a la incertidumbre. En tiempos de guerra, se consideró a este grupo el salvador de la humanidad. Hoy, muchos tienen amargos recuerdos de su vergonzoso final.
Para poder entender lo que podría pasar ahora, sería de utilidad volver a revisar el pasado de Overwatch, y las desesperadas circunstancias por las cuales surgió.
La crisis ómnica
Cuando la Corporación Ómnica revolucionó la manufactura robótica, parecía que el mundo estaba a punto de entrar en una era dorada económica. Sus fábricas masivas de máquinas de construcción automatizada y software que se mejoraba a sí mismo fueron patentados, vendidos como "omniums" e instalados en cada continente.
Lo que sucedió después quedó bien documentado. Los omniums comenzaron a descomponerse. Análisis independientes mostraron que jamás podrían cumplir con las promesas de crecimiento y producción de la corporación. Se investigó a Ómnica y se le obligó a disolverse después de descubrir la evidencia del fraude. Además, se canceló la producción de omniums.
Es por eso que fue toda una sorpresa cuando estos omniums difuntos y desmantelados despertaron por sí mismos e inmediatamente lanzaron una campaña en contra de toda la humanidad.
Esta fue una guerra que muchos países creyeron que estaban preparados para enfrentar. Pero ni un solo país, no importa cuán fuerte fuera su milicia, pudo acabar para siempre con un solo omnium. La adaptabilidad de los robots, una vez celebrada por la humanidad, se convirtió en una pesadilla táctica. Lo peor de todo fue que no hubo exigencias de parte de los ómnicos. No había una razón ideológica para su agresión. Simplemente atacaron, y no entendimos la razón.
Overwatch: un cambio de estrategia
Ningún país tenía éxito en asegurar su propio territorio. Pero algunos soldados y estrategas demostraron una ingenuidad asombrosa al adaptarse a este nuevo tipo de guerra. Las Naciones Unidas reunió de forma encubierta a unas pocas de esas mentes únicas y formaron un equipo pequeño y hábil cuyo objetivo era causar estragos en las fortalezas ómnicas. Sus nombres (Morrison, Reyes, Amari, Liao, Wilhelm y Lindholm) se volvieron legendarios. El mundo los conoció como los fundadores de Overwatch.
En misiones altamente secretas, atacaron los protocolos de control y comando de los ómnicos. Después de un gran sacrificio y heroísmo en una serie de peligrosas redadas, los destruyeron a todos. Los ejércitos ómnicos quedaron inertes. La crisis ómnica por fin había terminado.
Durante décadas, mientras Overwatch crecía, tomaron como su nueva misión el mantener la estabilidad global. El mundo estaba feliz de tenerlos. Los ómnicos rebeldes, los terroristas, los dictadores belicistas, ninguno pudo enfrentar a esta fuerza tan capaz y dedicada. Durante los desastres naturales, presenciamos las heroicas operaciones de rescate y las eficientes iniciativas de reconstrucción. Presenciamos cómo las iniciativas científicas de vanguardia de Overwatch erradicaron epidemias, revirtieron el daño ecológico, y desarrollaron nuevos avances en medicina. Fueron un símbolo de esperanza. Toda una generación, mi generación, fue criada para considerarlos lo mejor de la humanidad.
La caída
Overwatch nunca careció de críticos. Incluso en sus días de gloria, muchas voces pidieron restricciones severas en las misiones de la agencia, insistiendo que un grupo tan poderoso de individuos necesitaba ser vigilado. Los rumores de las misiones encubiertas —las cuales incluían asesinatos y secuestros— fueron descartados por el público como fantasías paranoicas.
Pero al pasar el tiempo, la crítica fue más difícil de desestimar, y la agencia parecía ser sorda a las preocupaciones del público. Las misiones controversiales avivaron la indignación del público, hasta que llegó al extremo, y varios de los más famosos y celebrados agentes de Overwatch fueron obligados a retirarse con deshonra. Si ese hubiera sido el final, muchos quizás hubieran aceptado estos tropiezos como la inevitable señal de una burocracia antigua y sofocada que sufre de un liderazgo monolítico necesitado de un cambio de dirección urgente. La verdad fue mucho peor que eso.
En los últimos años de la existencia de Overwatch, surgió una división secreta llamada "Blackwatch". Hubo historias de asesinatos, coerción, secuestros, tortura, y cosas mucho peores. Los gobiernos le pidieron a la ONU que terminaran con "las agresivas y repetidas violaciones a la soberanía de muchos países." Mientras la desconfianza del público crecía, una explosión masiva acabó con las oficinas de Overwatch en Suiza. Las Naciones Unidas lo declararon accidente, pero hoy sabemos que se trató de una batalla: una disputa entre el comandante de Overwatch, Jack Morrison, y el comandante de Blackwatch, Gabriel Reyes. La destrucción de todo lo que habían construido esos dos antiguos camaradas fue la sentencia de muerte de Overwatch.
A la luz de tal incidente, poco pudo ocultarse. Se dieron a conocer todas las transgresiones de las operaciones encubiertas de Overwatch. Incluso los defensores más apasionados dentro de la organización, al saberse la verdad, pidieron que se desmantelara.
Las Naciones Unidas no pudieron hacer más que ponerle fin a Overwatch. Pocas personas dudaron que fuera la decisión correcta. El mundo jamás había tenido tanta paz; la mayor amenaza para la estabilidad global en crecimiento era, para muchos, Overwatch mismo. Su tiempo se había acabado.
Hoy
En los años sin Overwatch, vimos al mundo cambiar. Un movimiento que promovía los derechos civiles de los ómnicos y su ciudadanía ganó terreno. La economía global se levantó. Parecía no haber carencia de buenas noticias.
Pero, como con Overwatch, las buenas noticias ocultaban muchas situaciones oscuras. La tensión entre los humanos y los ómnicos jamás fue tan grave, en particular después del asesinato del líder espiritual ómnico, Tekhartha Mondatta. La guerra podría ser inevitable. Los líderes políticos locales acusaron a ciertas corporaciones de usar operativos encubiertos para "persuadir" a los oficiales del gobierno para aceptar tratos injustos, y cuando eso falló, de contratar mercenarios para conseguir soluciones permanentes. Hemos visto organizaciones fantasma operar con impunidad, a menudo dejando un rastro de civiles muertos.
¿Es por esto que los antiguos agentes de Overwatch salieron de sus escondites? ¿Ya no podían soportar no hacer nada?
¿La situación mundial es tan desesperada que creen que nadie más puede ayudar?
¿El mundo los quiere de vuelta? ¿Deberían?
El video de vigilancia del atentado de ayer en el museo captó la atención del mundo enseguida. Dos antiguos agentes de Overwatch arriesgaron sus vidas luchando contra dos mercenarios terribles. El robo fue frustrado. Pero mientras se dice mucho de estas imágenes caóticas, que no resultó en ninguna muerte de milagro, hubo otro momento que llamó mi atención.
Dos jóvenes quedaron atrapados en medio de la violencia. (Y que alguien por favor les de una medalla por no haber perdido la cabeza en esa situación.) Cuando el ataque terminó, hablaron un poco con Lena Oxton, una ex-operativo de Overwatch que el público conocía como "Tracer". El video de vigilancia no revela qué les dijo. Pero muestra la expresión en el rostro del joven mayor.
Esperanza.
Cuando se trata de Overwatch, mi generación entiende ese sentimiento demasiado bien. Para nosotros, Overwatch lo personificaba. Su corrupción no careció de traición. Mi parte cínica insta a que el mundo tome una acción firme si las fuerzas oscuras que trajeron a Overwatch de vuelta se levantan en forma de justicieros autoproclamados.
Lo que me detiene es esto: la generación Overwatch ya maduró. Antes creíamos en la esperanza. Aún vive en nuestro interior, y algunos eligieron actuar según esto de modos increíbles.
Consideren las noticias mundiales en los años recientes. Una ambientalista china con gusto por la aventura salvó el nido de una especie animal ártica en peligro de extinción de colapsar bajo un glaciar usando nada más que sus propios inventos. Un músico de Brasil se convirtió en héroe de su favela cuando expuso y destruyó el uso injusto de la tierra local por parte de una corporación. Una jugadora de videojuegos profesional que se convirtió en piloto de robots se volvió una celebridad en Corea debido a sus actos de heroísmo públicos.
Son exactamente la clase de individuos extraordinarios que Overwatch hubiera reclutado. Busquen en la red; son exactamente a quienes los niños de hoy consideran héroes. ¿Hubieran tenido inspiración para tales actos de no ser por Overwatch?
El futuro es incierto. La evidencia sugiere que no todos los agentes sobrevivientes de Overwatch han usado sus talentos por el bien de la paz. Pero examinen lo que pasó ayer en el museo. ¿Qué Overwatch vimos en ese video de vigilancia? ¿El de asesinos corruptos que se ocultan en las sombras? ¿O el de dos discípulos de las ideas originales de Overwatch?
Más importante: ¿deberíamos temer a la nueva generación de héroes solo porque la generación antigua nos defraudó?
Pues no creo que debamos.
