Mako Rutledge fue uno de los muchos habitantes del desierto australiano que vio cómo se apropiaban de su hogar y lo usaban para construir un ómnium. Sin embargo, en plena Crisis Ómnica, el gobierno tomó una decisión controvertida y les entregó el terreno a los ómnicos que casi habían destruido por completo la nación con la esperanza de llegar a un acuerdo pacífico longevo. El acuerdo desplazó permanentemente a Mako y a un gran número de residentes de la zona: un grupo formado por supervivientes, granjeros y civiles que solo querían vivir en paz.

Mako y otros habitantes del lugar, encolerizados por la pérdida de su hogar, iniciaron una revuelta violenta. Juntos, formaron el Frente Australiano de Liberación y cargaron contra el ómnium y la población robótica para recuperar las tierras que les habían arrebatado. Los sucesos fueron cada vez a peor hasta que el FAL saboteó el núcleo de fusión del ómnium, lo que provocó una explosión que lo destruyó, sacudiendo los alrededores y plagando el desierto de restos de metal retorcidos y escombros.

Mako vio con sus propios ojos cómo su hogar se convirtió en un páramo apocalíptico y nunca volvió a ser el mismo.

Para adaptarse al entorno, empezó a llevar una máscara y se adaptó a las autopistas maltrechas del desierto con su motocicleta destartalada. Poco a poco, dejó atrás su humanidad. Los últimos vestigios de Mako terminaron desapareciendo y nació el brutal asesino Roadhog.

Roadhog abrió un negocio a las afueras de Junkertown, un grano en el culo para la monarca de la ciudad: Junker Queen. Le daba igual, solo estaba ahí por su gasolina, los demás como si se pudrían..., o eso pensaba hasta que se cruzó con Junkrat. Juntos, formaron una alianza duradera que se basaba en la mitad del pastel de un tesoro legendario cuyo paradero conocía este. Mejor él que la reina.

Ambos fueron exiliados de Junkertown y se dedicaron a recorrer Australia durante una temporada hasta que conocieron al director de Hyde Global, que los contrató para recuperar un almacén ocupado por terroristas ómnicos. El dúo no tardó en percatarse de que los habían metido en un timo con una aseguradora. Aunque la misión fue un fiasco, les dio el impulso necesario para iniciar su actividad criminal por todo el mundo.

Más tarde, Roadhog volvió a Junkertown, donde Junkrat gritó a los cuatro vientos su plan de vengarse de la reina por exiliarlos. El plan hizo aguas debido a que un guardia escuchó la conversación. Ahora, a la dupla solo le queda algo de dinero, disfraces lamentables y explosivos que podrían estallar de un momento a otro.